acrostico dia de la independencia de mexico
Este texto impone ponderación y examen estrictos porque la exhortación a las armas y la arenga de estirpe lareña obligarían a escribir de nuevo las proposición más conocidas sobre el avance del pensamiento innovador de Hostos. Nos hemos proporcionado, entonces, a la tarea de salvar del olvido este trabajo, hasta donde sabemos jamás antes mencionado ni referido en Puerto Rico, y le solicité como director del Instituto de Estudios Hostosianos, en una carta del 20 de octubre de 1994, al Vicedirector del Centro de Estudios Martianos, Pedro Pablo Rodríguez, una imitación de este trabajo, que me fue remitida a fines de año. Como sospechábamos, hablamos de la reproducción de las palabras de Hostos pronunciadas durante su célebre intervención en el Ateneo de La capital de españa en el 1868, y publicadas en el Períodico, tomo I de las Proyectos terminadas de Hostos de 1939. Un nutrido grupo de leyentes de la obra de los próceres decimonónicos antillanos ha reparado en la coincidencia de obra y vida de múltiples figuras semejantes a nuestros Hostos y Martí. Muchos se han detenido a investigar las afinidades, las analogías, las simetrías, los paralelismos y los diálogos ocultos, que sin necesidad de extensa preparación ni peritaje tienen la posibilidad de observarse especialmente entre Hostos y Martí, mediatizado todo por la extrañeza que causa el repetido comentario de que escasean las referencias mutuas, que jamás se dieron la mano ni cooperaron explícitamente con la causa compartida. Napoleón III creyó que era tan bueno como su ancestro, y que podía invadir países a su antojo.
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Resulta rudo el contraste con el Hostos germinal, quien estrena sus luces en el teatro de todo el mundo con la concepción madura, integral y profética de la confederación antillana desde La peregrinación de Bayoán de 1863, su primer artículo público. Sin embargo, resulta patente que Martí también explora y examina la situación política hacia los lados, partiendo, como es natural, de los países que visita y vive.
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Los trabajos compendiados en estos tomos no evidencian aún la concepción de unidad antillanista que distinguió a ambos próceres. En los trabajos compendiados solamente figura, ni aun como conato, esta iniciativa cardinal.
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Ambos respiran aire de España a lo largo de los mismos dos años. Los dos regresan a las Antillas en el 1859, y tan aventurado es imaginar que viajaran en exactamente el mismo barco como no imaginarlo.
Existe un formidable consenso sobre de qué manera interpretar y apreciar la obra de Eugenio María de Hostos. Claro está, que dicho consenso aplica principalmente a consideraciones en general en torno a los puntos más sobresalientes, ya que tan rápido el ojo crítico penetra las urdimbres y los vasos comunicantes, hila fino, y hace la Exégesis que corresponde a los complejos teóricos, el consenso se pierde por el hecho de que nos internamos en un mundo rico y extendido. Durante los últimos veinte años he desarrollado algunos puntos de vista sobre la obra de Hostos en los que insisto de forma continua, en ciertos casos pues contravienen proposición ortodoxas de la crítica mucho más difundida y, en otros, pues procuran arreglar ciertos juicios errados de hostosianos de tendencia. Quisiese rememorar hoy aquí algunas de estas tesis redivivas, siquiera someramente. Carlos Rojas me comentó últimamente que dispuso que se continuara con la revisión del artículo que le entregué sin añadirle ediciones propias. Tengo, además, en mi poder una fotocopia de todo el trabajo realizado por mí a través de toda la novela con los fallos de transcripción anotados que encontré y los señalamientos de corrección urgentes que determiné realizar.
De a poco va integrándose en él una visión antillanista y continental, indudablemente robustecida con el contacto y convivencia con la nutrida emigración antillana que desde toda la costa este vivía las certezas de sus múltiples hermandades caribeñas. En este trabajo hinca un comentario mordaz sobre la presente coyuntura mexicana, a propósito del«principio de soberanía» de los pueblos, presente en el «catecismo» hostosiano que comenta. Hace referencia al «imperio democrático», referido por Martí como«cesarismo», y que alude indudablemente al ascenso al poder, ese mismo año, de Porfirio Díaz. De esta manera va armándose el germen martiano/hostosiano de Nuestra América. Si quisiéramos tan solo enumerar la totalidad de los trabajos hostosianos en defensa de Cuba, de la unidad antillana y del futuro de la América latina, agotaríamos la paciencia del lector. Se encuentran dispersos mediante los veinte tomos de las Proyectos terminadas de 1939, particularmente en el tomo titulado Temas cubanos (494págs.), tal como en Mi viaje al sur, Temas sudamericanos,Forjando el futuro americano, Hombres y también ideas,Cartas, La peregrinación de Bayoány, naturalmente, en los 2 tomos del Períodico. Pero lo más importante y lo más revelador que debe tenerse en cuenta sobre el despunte del pensamiento innovador de Hostos, más allá de su alegado reformismo de la época española, son las declaraciones que hace Hostos tanto en el prólogo a la segunda edición de La peregrinación de Bayoán como en elDiario, y las reflexiones textuales del joven Bayoán en el artículo mismo de la novela.
- En este momento publica el orador de Puerto Rico, que hizo en los Estados Unidos causa común con los independientes cubanos, un catecismo de democracia, que a los de Cuba y su isla propia dedica, en el que de ejemplos históricos aducidos hábilmente deduce reglas de república que en su lenguaje y esencia nos traen recuerdos de la gran propaganda de la escuela de Tiberghien y de la Facultad de Heidelberg…».
- Llama a su libro «poema-novela en prosa», oración que claramente privilegia el poetizar sobre el novelar (poema; en prosa).
- Ya entendemos que en cuanto al psicoanálisis que Hostos inició todavía adolescente, en el 1857, fue un auténtico precursor, profeta de Freud, y que en el Plácido anticipa ya el retrato del colonizado que lograra Fanon.
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Charlamos, en promedio, de más de quince correcciones por página en un texto de 104, más o menos, lo que vale decir, alrededor de 1.500 rectificaciónes. Un examen somero que he efectuado del artículo por último anunciado me lleva a concluir que más del noventa por ciento de las correcciones destacadas por mí fueron incorporadas al texto anunciado. En lo que concierne a Hostos, Maldonado destaca su tarea protagónica creada por Cuba desde su juventud, y resalta, como mérito de privilegiada relevancia, que el Programa de los Independientes de Hostos contenía ahora «las ideas escenciales que servirían de base para la fundación el Partido Innovador Cubano en 1892 y para el Manifiesto de Montecristi de 1895». Amén de las ya conocidas reflexiones de Hostos de 1898 sobre el testamento de Martí, Maldonado revela la existencia de dos artículos de 1895 que se refieren, el primero, del 16 de junio, al Manifiesto de Montecristi, anunciado en La Ley de Santiago de Chile, y el segundo, de octubre, al testamento y a la muerte de Martí, en el que Hostos reclama que las ideas de este «testamento» eran ideas de la Revolución. En Chile, el gobierno procuró acallar su propaganda política y ello precipitó su renuncia al rectorado del liceo que el gobierno fundó para él. A su regreso a la República Dominicana en 1900 tuvo Hostos que enfrentar nuevamente la oposición de quienes, incluso, cuestionaron sus títulos, y es exactamente la madeja de reacciones que socavan su obra y la del presidente Jimenes la causa que se aduce ocasionó la asfixia ética y la muerte de Hostos. Décadas más tarde, el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo continuó combatiéndola.