adios hasta pronto escuela poesia
Vamos a encontrar seres fabulosos y entrañables como El espantapájaros que tenía un nido de pájaros en el corazón, a La Pepona que todos los años les pedía a los Reyes que le echasen una pequeña o a El Hada Acaramelada que regalaba yoyós y caramelos. Recopilación de cuentos entretenidos e ingeniosos de la autora y poeta Gloria Fuertes, donde nos muestra diferentes animales con cualidades humanas, en situaciones de lo mucho más alocadas. Una selección de varios de los poemas escritos por las pequeñas y pequeños que participaron en el Premio de Poesía Infantil Gloria Fuertes durante todas sus ediciones. Un diccionario diferente, ameno, divertido, en el que la autora detalla, con el humor y la originalidad que le caracterizan, animales, alimentos, objetos, colores, y todo lo que te puedas imaginar. Un enorme libro para obsequiar y gozar en familia. Unos cuentos llenos de diversión y entretenimiento concebido para pasar un buen rato con los pequeños y familiarizarles con la lectura. Esto va de ir apagando luces, de acostumbrarse a perder, a despedirse.
Mi alma viaja en el perfume como el alma de los demás hombres en la música. Déjame respirar un buen tiempo, un buen tiempo, el olor de tus pelos; sumergir en ellos la cara, como hombre sediento en agua de manantial, y agitarlos con mi mano, como pañuelo odorífero, para menear recuerdos al aire.
El Burro En La Escuela
Con su rostro, con su vestido, con su ademán, con prácticamente nada, he restaurado la historia de aquella mujer, o, mejor, su leyenda, y en ocasiones me la cuento a mí llorando. El que desde afuera mira por una ventana abierta, jamás ve tantas cosas como el que mira una ventana clausurada. No hay objeto mucho más profundo, más enigmático, mucho más fecundo, más tenebroso, mucho más deslumbrador, que una ventana iluminada por una candela. Lo que se puede observar al sol, siempre y en todo momento es menos interesante que lo que ocurre tras un vidrio. En aquel agujero negro o luminoso vive la vida, sueña la vida, sufre la vida.
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La Gata Chundarata Y Otros Cuentos
La literatura infantil de Gloria Fuertes en una edición para toda la existencia. Una defensa de la infancia y de los sueños por encima de todas y cada una de las cosas.
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Pero, al pasar curioso al lado de ella, creí acertar la razón. La viuda alta llevaba de la mano un niño, vestido, como ella, de negro; por limitado que fuera el precio de la entrada, bastaba acaso aquel precio para abonar un día las pretensiones de la criatura, o, mejor quizás, una superfluidad, un juguete. ¿Qué viuda es mucho más triste y entristecedora, la que tira a través de un niño, con el que no puede compartir su divagación, o la que está sola totalmente? Una vez llegué a proseguir a lo largo de largas horas a una vieja afligida de tal especie; rígida, erguida, con un corto chal gastado, llevaba en su ser una altanería de estoica. Viéndoos así, hermosa frágil mía, con los pies en el fango, vueltos vaporosamente los ojos al cielo, para pedirle rey, se os tomara con verosimilitud por una rana joven invocando al ideal.
Un cuento en verso de lo más divertido, donde se presentan diferentes animales que forman parte a una panda de amigos, con él Gloria Fuertes, pretendía divertir y entretener a los mucho más jóvenes de la casa. Como en sus otras proyectos, les entrega a los animales cualidades humanas.
- Conocí a una tal Benedicta, que llenaba la atmósfera de ideal y cuyos ojos vertían deseo de excelencia, de hermosura, de gloria, de todo lo que lleva a creer en la inmortalidad.
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Irrealizable me sería, por lo demás, decir por qué me acometió, para con aquel pobre hombre, un odio tan súbito como despótico. No hay más que un segundo en la vida humana que tenga por misión el anuncio de una aceptable nueva, la buena nueva que a todos y cada uno de los causa inexplicable temor. ¡Delicia grande la de ahogar la mirada en lo inmenso del cielo y del mar! ¡Soledad, silencio, castidad incomparable de lo cerúleo! Un día la madre se abrigó y siguió al niño, bajo la lluvia, escondiéndose entre los árboles. Cuando el niño llegó al borde del estanque, se agachó, procuró grillitos, gusanos, crías de rana y lombrices. Luego, se sentó en el suelo, y uno a la vez los sacaba.
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